por Iván Mantero
En el Centro Cultural de Haciendo Patria, los martes y jueves, se lleva a cabo un taller de tapicería que está generando un impacto positivo en la comunidad. Beki, participante del taller, nos cuenta sobre esta iniciativa que está abriendo oportunidades laborales y educativas para jóvenes y vecinos.
El taller combina teoría y práctica, ofreciendo a los participantes habilidades prácticas en un campo con una demanda creciente, en la parte teórica “vemos cómo podemos restaurar cualquier cosa que sea, que lleve tapizado, ya sea una silla, una sentadera de moto, de colectivos”, nos cuenta Beki quien también nos explica que el taller, impartido por José, propietario de la tapicería Don Juan, no solo enseña cómo restaurar muebles tapizados, sino que también ofrece una salida laboral viable.
La historia de José es inspiradora. Ante las dificultades económicas de la pandemia, se vio obligado a buscar nuevas oportunidades. Decidió convertir su habilidad en tapicería en la fabricación de butacas, aprendida como empleado de mantenimiento en una empresa de colectivos, en un negocio propio. Así nació la tapicería Don Juan, que ahora comparte sus conocimientos con la comunidad a través de este taller.
La falta de tapiceros en la zona resalta la importancia de esta iniciativa. Existe una demanda latente de trabajo en este campo, pero la escasez de personas capacitadas limita su satisfacción. El taller no solo busca llenar este vacío laboral, sino también fomentar el aprendizaje y la certificación de habilidades.
Beki destaca el carácter inclusivo del taller, donde mujeres como ella son bienvenidas y capacitadas en un campo que tradicionalmente ha sido dominado por hombres. Su testimonio refleja una experiencia de empoderamiento y aprendizaje que va más allá de lo laboral. “Yo aprendí a usar herramientas que por lo general no son muy para mujeres. A veces me miran ahí cuando vamos a otras empresas de colectivo y se quedan asombrados de que una mujer sea tapicera. Más que nada al usar las herramientas, viste, el taladro, aprendí a cortar madera, no sé, todas esas cosas que no son cotidianas para una mujer. Yo pude aprender con este oficio, que aparte de la salida laboral me gustó un montón, porque es reciclar, restaurar y dejarlo como nuevo al producto. Así que nada, yo lo recomiendo un montón y nada, es algo que lo tenemos al alcance del barrio, por así decirlo”, concluye Beki.
El taller ha recibido una variedad de participantes, desde estudiantes de secundaria hasta personas mayores, todos buscando adquirir nuevas habilidades o complementar su educación. Acercate a Haciendo Patria, en Av. Luján y .
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