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Presente y futuro como construcción: reflexiones colectivas a partir de Happiness

  • Foto del escritor: Arte Parte
    Arte Parte
  • 29 nov
  • 4 Min. de lectura
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por Iván Mantero y Claudio Alfaráz

 

En el marco de la materia Prácticas Culturales del Ciclo Inicial de la UNAJ, el ciclo “Activar Futuro” se propuso como un espacio para pensar, discutir y crear colectivamente. Entre septiembre y noviembre de 2025, sus actividades reunieron a estudiantes actuales y pasados, así como a integrantes de la comunidad, para reflexionar sobre las tensiones contemporáneas entre cultura, poder, consumo, identidad y futuro.

La actividad “Presente y futuro como construcción: consumo, felicidad y poder” tomó como disparador el cortometraje Happiness (2017), de Steve Cutts. Tras una primera proyección y un breve intercambio de sensaciones iniciales, una segunda visualización permitió ordenar el debate alrededor de conceptos trabajados en la materia: la cultura como campo de disputa de sentidos; las relaciones entre poder y saber; el sentido común como espacio de circulación de lo hegemónico; el arte como lenguaje crítico; la identidad como construcción histórica; y el futuro como espacio de disputa simbólica.

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La actividad se llevó a cabo el jueves 30 de octubre en el aula 120 del edificio Mosconi del Campus de la UNAJ, con una concurrencia que superó la capacidad del espacio. El clima de trabajo colectivo fue central: los grupos —integrados tanto por compañeros habituales como por estudiantes que no se conocían entre sí— se sumergieron durante más de media hora en un intercambio intenso, que luego se compartió en una puesta en común.


Happiness: una alegoría de la vida contemporánea

Happiness retrata una ciudad saturada de estímulos, donde ratas antropomorfizadas navegan un universo regido por el consumo compulsivo, la publicidad omnipresente y la competencia constante. La vida urbana aparece marcada por la superpoblación, la contaminación, el hacinamiento y la búsqueda incesante de una felicidad prometida y siempre efímera.

Cutts ha señalado sobre su obra: «Mi objetivo principal es hacer que la gente hable sobre los problemas que enfrentamos como sociedad… El trabajo se crea en gran medida para hacernos pensar más sobre la forma en que vivimos.»[1]


Voces del aula: lo que dijeron los grupos

La riqueza central de la actividad surgió de las intervenciones de quienes participaron. Compartimos algunas de ellas.


Felicidad, consumo y sentido común

La pregunta por la felicidad atravesó muchos de los debates.

Estudiantes 2: “Nosotros estuvimos debatiendo lo que sería la felicidad como tal, ¿no? […] Hoy en día nosotros estamos acostumbrados a ver la felicidad como lo que yo tengo y no lo que yo siento o lo que comparto. [En el video] la felicidad se ve como un nuevo consumo. Y una pregunta que nos fue imposible de contestar es ¿qué hay que hacer para cambiar todo eso?”

La intervención abrió un intercambio con los docentes.

Profesores: “Me parece que está buenísimo si surgen ideas respecto de cómo podría contestarse esa pregunta, que nunca va a ser una respuesta definitiva y cerrada porque cada uno tiene su mirada… Encima en el video no se ve ningún tipo de relación social.”

Otros grupos ampliaron la reflexión:

Estudiantes 3: “Se trata de una proyección social en base al consumismo compulsivo, la esclavitud laboral, la indiferencia con el otro… Felicidad en la individualidad, inhabilitando o censurando la relación entre las personas, creando una sociedad indiferente.”“El sujeto tiene a disposición múltiples opciones, pero en su cabeza solo una… La sociedad nos hace creer que tenemos un cierto camino que tenemos que seguir sí o sí.”


Laberintos, poder y medicalización

El análisis del laberinto social apareció con fuerza:

Estudiantes 4: “El corto que asemeja a la vida cotidiana refleja el individualismo de la sociedad y el ritmo acelerado… El camino que toma el personaje siguiendo a la multitud guiado por la infocracia se ve representado como un laberinto… Con cada elección de ‘felicidad’ queda en un estado de vacío y depresión donde la única alternativa es la medicalización.”


Adicciones y hegemonía

Estudiantes 5: “También lo que se visualiza son diferentes tipos de escapes… constantemente es el tema de las adicciones. También aparece el sujeto lineal que no cuestiona… gracias a la hegemonía nosotros vivimos en un ambiente donde estamos acostumbrados a vivir y a veces al estar acostumbrados no cuestionamos.”


Deseo, dopamina y bienestar

Estudiantes 11: “El sistema quiere que el ser humano esté sumergido en mucho trabajo y además en una constante generación de dopamina… No hay un sistema que te enseñe cómo generar esa felicidad, qué te la da… juntarte con amigos, en familia… eso te dura más en el cuerpo.”


Trabajo, sufrimiento y futuridad

Uno de los grupos destacó la relación entre trabajo y sufrimiento:

Estudiantes 8: “Al final el trabajo le hace una alegoría con una ratonera… trabajo igual a sufrimiento. […] Uno pretende un trabajo que le guste y no sea por obligación/sufrimiento.”

La reflexión dio lugar a una intervención docente central:

Profesores: “Está bueno pensar el trabajo como una dimensión de la vida que no sea de sufrimiento… ¿Podrán esos derechos defenderse de manera individual o tendremos que pensar formas colectivas?”

Más adelante, los docentes retomaron:

Profesores: “El futuro nace acá. El presente construye futuro… Si me dejo llevar ciegamente por todas esas ‘happiness’ de la vida, el futuro que construyo se proyecta en la acción que hago hoy.”


Lo colectivo como alternativa

Estudiantes 12: “Pensar más colectivo. Eso a mí me da más felicidad, ver que la sociedad está cuidada…”

Los docentes profundizaron el sentido político de ese gesto:

Profesores: “Esa barrera de hablar con el otro es una barrera construida… A veces pensar con otro nos posibilita construir otro futuro.”


Una dinámica que desafió la rutina del aula

La actividad permitió observar una dinámica distinta a la habitual. En un contexto donde el uso del celular tiende a aislar y a reducir la interacción, en esta ocasión se generó un clima de conversación constante. Hubo diálogo, escucha y trabajo conjunto entre personas que muchas veces no habían intercambiado palabra antes.

El “murmullo productivo” del aula resultó tan llamativo que uno de los docentes comentó:

Profesores: “Estudiantes debatiendo es música para los oídos.”


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El propio proceso de romper la barrera del silencio, como señaló un estudiante del grupo 8 —“nos tuvimos que quitar la conformidad de no conversar con el otro a diferencia de los ratoncitos”—, funcionó como una forma concreta de construir una experiencia distinta de ciudadanía y futuro. Como dijo uno de los docentes, “Hay veces que pensar con otro… nos posibilita construir otro futuro”.

 



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