por Cristian Ponce
Todo se remonta al año 2012 en plena década ganada, en un contextos en el cual se podía pensar que un deporte de las élites también se podía jugar en las plazas de los barrios humildes y así dar un lugar de contención para las nenas del barrio. Lugar que nunca antes tuvieron.
Hoy les quiero contar un poco de esta historia de amor, lucha y resistencia, de un grupo nómade de más de 100 nenas, hijas de las familias del villa Hudson y sus alrededores, que juegan en plazas y descampados hace más de 10 años.
Su gran problema es que no tienen cancha y al no tenerla tienen que andar dando vueltas haciendo malabares para poder seguir, no tienen baño, ni agua, ni vestuarios (cosas indispensables para ellas) pero aun así ellas siguen soñando que alguna vez lo van a conseguir y luchan desde la invisibilidad social para comprar sus equipos (que por cierto no son nada baratos) haciendo rifas o a veces, “cuando un club las deja hacer de locales, pueden recaudar con el buffet” nos cuenta Gaby, su coordinadora.
Porque al ser un club con las característica que les cuento, ellas tienen 10 categorías y todas reciben su trofeo 🏆 de fin de año, ellas mismas se pagan sus camisetas y sus equipos (palos y bochas).
Las mamás son muy fundamentales en esta resistencia porque ellas se van turnando a través del tiempo y el trabajo para que después de estos largos años no desaparezca el club. Al principio estuvo Gabriela M con sus hijas y un pequeño grupo de mamás en el plato donde hoy está la escuela secundaria número 31 en un playón; luego siguió Sole, ella era una mamá muy responsable que trabajo durante mucho tiempo pero un día se canso de no poder tener un lugar para las nenas y de que a las echen de todos lados solo por ser nenas y se fue, pero dejo un gran equipo de mamás que no iban a dejar a sus nenas sin hockey 🏑🏑. Y ahí tomaron la posta otras familias del mismo grupo ya gestado y no hubo vuelta atrás.
Lorena y Ariel eran nuevamente lxs encargadxs de seguir con esta lucha de amor. Yo no sé muy bien describir ese sentimiento de padre o madre que atraviesa está historia, pero si sé de los sentimientos de estás cálidas personas que sin dudarlo se pusieron la camiseta de "LAS IRREVERSIBLES" y siguieron el legado con mucha responsabilidad, constancia y compromiso a través del tiempo llegando hasta hoy en día.
Hoy están a cargo Gaby y Eduardo, dos personas grandiosas que siguen acompañando -con amor sobre todo- al equipo del barrio, al equipo nómade , sin baños, sin vestuarios y sin un club, pero con ganas de conseguirlo y con sueños de que algún día se les pueda dar ese lugar que tanto necesita nuestro barrio para las nenas que piensan en jugar y representar a nuestros pagos en algún evento regional, provincial o clubes de renombres.
Esta nota es un adelanto de una cobertura más completa que estamos preparando para el próximo número de Arte y Parte, la revista de Villa Hudson.
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