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Estigmatización y crueldad para intentar arrebatar (nos) el Futuro

Actualizado: 4 nov

por Paola Adduci


La embestida del Gobierno Nacional a la Universidad Pública no tiene precedentes en nuestro país, tal vez en el mundo. El presupuesto 2025 presentado por Milei, con un 0,8% del Producto Bruto Interno (PBI) destinado a las universidades, la mitad de lo necesario para su funcionamiento. Para justificar el ahogo presupuestario el gobierno profundizó una campaña con sistemáticas denostaciones, ofensas, acusaciones falsas y provocaciones a todo nivel. La respuesta fue el despertar del Movimiento Estudiantil con un claro y largo Plan de lucha que involucra a toda la comunidad universitaria. Aquí un intento de compendio de todo lo sucedido hasta ahora.



Sí fue inédito y preocupante el veto a la ley de financiamiento, el proyecto de presupuesto 2025 es escandaloso. Faltan adjetivos para dimensionar la situación actual del sistema universitario. Se trata del mayor ataque económico y simbólico sufrido por las universidades en nuestra historia, especialmente en los últimos 40 años de sostenida Democracia.

En esta coyuntura se mueve el sistema universitario. Mucho por reflexionar cuando un Gobierno elegido por las urnas ataca a un símbolo indiscutible de nuestra sociedad, columna vertebral del ideario de comunidad diezmada en sus fibras más profundas.

Mucho se ha escuchado del significado de la universidad para nuestro pueblo. Lo primero que se manifiesta, y va en sintonía con la decisión de gratuidad de la mano del Gral. Perón: la movilidad social ascendente. El famoso “ mi hijo el Dr”, esa gran conquista de las clases populares de poder pensar y pensarse en un futuro mejor económicamente. Contar en definitiva con todos los Derechos constitucionales garantizados.

Pero la universidad es mucho más que eso, es el motor de cambio, de transformación de la comunidad. Transitar sus aulas, participar de su vida política, de sus proyectos de vinculación directa con la comunidad generan lazos sociales que sostienen a cada familia en la que un integrante haya participado de su quehacer diario. Más allá de la obtención del título tan anhelado.

Eso de tener Derecho… Son datos, no relatos

En mayo, el aire estaba enrarecido. Había una sensación de que los límites de lo real y de lo fantasioso se habían borrado y todo era posible, pero con el peor de los escenarios. Habrá sido ese el motivo por el que la frase más resonante del primer semestre de este 2024 en Argentina fue que nunca se vivió “un ajuste semejante”. De hecho, el propio Presidente se vanagloria de que es el más severo de la historia (según él, del mundo). Apenas asumió en diciembre de 2023, se realizó una mega devaluación del 118%, transferida inmediatamente en una inflación del 54%. En pocas palabras, los alimentos duplicaron su valor.

Los salarios perdieron 50% del poder adquisitivo. Es decir, si con 1000 pesos comprabas 2 litros de leche (552 pesos promedio) en noviembre de 2023, se pasó a comprar sólo un litro luego del 10 de diciembre y actualmente medio litro, (un litro a mayo 2024 rondaba los 1400 y en octubre no baja de 1600 pesos y en botellita de plástico supera las 2 mil).


Claramente, las universidades argentinas no escaparon a este cruel ajuste. La situación del sistema de educación superior desde diciembre del 2023 es lastimosamente inaudito. Y no es que estaba en su mejor momento, lamentablemente. Sin embargo, nunca un gobierno se había animado tanto.

Cuando Lopez Murphy como ministro de Economía de la Alianza (Gobierno del radical Fernando de La Rúa) intentó en 2001, un recorte del 13 %, se adjudicó un récord de 15 días en el cargo. La sociedad había encontrado un límite inclaudicable: La Educación Pública superior NO SE TOCA.

Pero, 23 años después, el aire está enrarecido y la realidad es otra. El Gobierno Nacional decidió prorrogar el presupuesto 2023 para el funcionamiento 2024. Al igual que con la leche, no se puede comprar la misma cantidad de papel, tinta, lapiceras, o insumos de limpieza. Sumado al incremento de las tarifas de energía eléctrica de un 300%. Por citar a la UNAJ, pasó de pagar mensualmente un millón de pesos en 2023, a facturas de luz que rondan los 12 millones de pesos en mayo.

Sin mencionar los salarios de docentes y no docentes que lejos de “ganarle” a la inflación pierde notoriamente (un 40%), pero además deben ser pagados en base al desinflado presupuesto 2023. O sin vista de recibir la partida presupuestaria que por ley les corresponde para afrontar gastos operativos y salarios, como sucede hasta el día de hoy con la Universidad de la Madres de Plaza de Mayo. Datos, no relatos, que ayudan a entender la situación actual. Ese aire enrarecido se volvió casi irrespirable

Somos una red de Educación Superior

Para comprender las dimensiones del sistema universitario cuantitativo, los números hablan. En el 2000 contaba con 50 casas de altos estudios. La decisión política del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) creó 15 más. Siete se sumaron a las famosas universidades del conurbano llegando a un total de 11. Nuestra Jauretche se presta orgullosamente de ser una.

En esta realidad es que actualmente el sistema universitario cuenta en total con 112 universidades y 20 institutos distribuidos en las 24 jurisdicciones del país. 66 son nacionales y públicas.

Esta cantidad de instituciones no hace más que garantizar el Derecho a la Educación superior. Un pedacito de ese derecho, es el federalismo. En lo cualitativo, en cada provincia al menos hay una casa de altos estudios dispuesta a abrazar a quien quiera estudiar. El gran sueño de miles de profesionales de distintas áreas resolviendo los problemas del quehacer nacional o formulando nuevas preguntas. Otro pedacito de ese Derecho es la calidad. Porque hay muchas (tal vez debería haber aún más ) y todas garantizan formación de excelencia.

La número uno de nuestro país es la Universidad Nacional de Buenos Aires, UBA, y rankea entre las 50 mejores del mundo. Pero no es la única. También son reconocidas en el QS World University Rankings 2024 la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); la Austral y Pontificia Universidad Católica Argentina, ambas privadas, y las universidades de Córdoba (UNC) y Rosario (UNR) por nombrar algunas.

Otro dato sumamente significativo es que a nuestro país se lo conoce en el mundo no solo por el Dulce de Leche, Maradona, Messi o el Tango, sino por su sistema de Educación Superior. Un prestigio que implica que muchos extranjeros decidan estudiar acá, aunque no representan más del 4 % de un universo de 2 millones de personas, para tranquilidad de quienes consideran que debe medirse todo en términos económicos.

Tanto dato para pensar que lo que está en juego es un Derecho. Uno de los tantos que reza en la Constitución y quién gobierna debe generar las condiciones para garantizar y no destruir.

Pero la realidad es otra y ante la necedad de no escuchar a los rectores de todas las universidades, reunidos en el Consejo Interuniversitario Nacional, sindicatos y la comunidad estudiantil se fue al Paro Nacional de Educación con una contundente masiva marcha universitaria, en contra del ajuste.

El inicio de la Lucha

El 23 de abril marcó un hito y nadie lo puede negar, la prensa internacional reflejó el hecho en un sin fín de informes, asombrados por el brutal recorte. Era imposible ocultar que casi dos millones de personas se movilizaron en las principales ciudades del país. Por nombrar uno, la agencia francesa Reuters tituló “Argentina's Milei faces biggest protest yet as students march over budget cuts”, algo así como Milei enfrenta una enorme marcha de estudiantes universitarios contra el ajuste.

Fue tan contundente la movilización en todo el país con la particularidad que además del acompañamiento del movimiento obrero, los carteles que circularon de mano y obra de la estudiantina fueron los verdaderos protagonistas que lograron frases, algunas muy graciosas como ”Sin Ciencia , No hay Conan”, el sentir popular. Con más o menos ingenio más de un millón de ciudadanos, ciudadanas manifestaron que a la Educación se la defiende y que es parte constitutiva de nuestro ser nacional. Es ese derecho que está, y a pesar de todo. El que se ve, se palpa en cada sueño. Un Derecho que aún hoy, y con dificultades extremas, es para todos y todas.

La sensación en el aire enrarecido es que la cosa no podía continuar y debía haber alguna señal del Gobierno mostrando su reacción ante la evidencia empírica de la sociedad expresándose. Esta vez, no renunció el ministro del recorte, pero si fue un duro golpe para un gobierno que sigue ciego vanagloriándose de un maquillado déficit fiscal (que no gastes más de lo que tenes), Algo asi como creer que sobra el dinero pero sin pagar la luz, el gas deberle al almacenero, carnicero y verdulero.” Entonces, la maquiavelesca idea que surgió en el ejecutivo fue dividir para triunfar.

Luego de algunas semanas de reuniones estériles e intentos de distorsionar el objetivo y motivo de la masiva movilización ofreció a la UBA un 300% de aumento para gastos ejecutivos (nada se habla de salarios). Y a las otras 65 universidades públicas, absolutamente nada. Tal vez amparados en la creencia de “amigarse” con la más grande desanimaba la unidad.

Por ello, el 23 de mayo nuevamente se realizó un paro educativo. Esta vez sin movilización, pero sí con el silencio de las aulas vacías. Un silencio que hizo bastante ruido, la cámara de diputados impulsada por la oposición pudo reunirse para tratar el presupuesto universitario. Hay dos dictámenes circulando por los despachos sin lograr imponerse ninguno, pero es un avance. Mientras tanto se logró un incremento del 270 % para todas las universidades en gastos operativos que más o menos garanticen el funcionamiento de cada universidad.

Falta mucho, pero son pequeñas conquistas.

Sin embargo en este recuento de hechos inauditos nos encontramos 5 meses después sosteniendo un “plan de lucha” que quedará plasmado en los libros de historia. De esos dos “dictámenes”, uno se impuso; el del Bloque Radical y en un acto de pleno ejercicio Democratico la ley de financiamiento Universitario para el año en curso se volvió ley. Para dejar asentada su importancia nuevamente el 2 de octubre se salió masivamente a las calles a proteger esa ley de un veto inevitable de un gobierno cruel con el pueblo que sólo resguarda los intereses de la bicicleta financiera y el 1 % de la población argentina.

El 3 de octubre llegó el veto y la muestra clara de que el Gobierno Milei atenta contra el sueño de miles de jóvenes y para justificarlo su estrategia final es demonizar a las universidades, sus funcionarios y trabajadores (docentes y no docentes). Con una “frutillita de postre” al igual que con la ley de movilidad jubilatoria, diputados que votaron a favor de la ley, incluso integrantes del bloque creador, sostuvieron el veto presidencial en una clara traición a los postulados por los que fueron votados.

Un golpe de efecto que despertó al gigante dormido. El movimiento estudiantil es una reacción, sin igual, se levantó y realizó con voto popular y democratico más de 82 tomas pacíficas en casi todas las universidades del país. Con hitos históricos como la primera vigilia en nuestra UNAJj que se sostuvo desde el paro pos veto. Una masa crítica que discute, argumenta y para no desgastarse alterna las tomas con clases públicas y a otras acciones de visibilización, en unidad con toda la comunidad universitaria, a través de asambleas interclaustros.

Es un gigante que hace más de 20 años no despertaba masivamente y que, más allá, de la visibilización mediática se mantiene despierto y creativo.


Nuestras Conquistas

Esas conquistas que sirven para seguir cuidando al menos este Derecho. Un ejemplo de que un pueblo organizado y movilizado logra conquistas para las mayorías. Garantizar el Derecho a la Educación Superior significa, por ejemplo, que nuestra universidad siga con sus puertas abiertas. Se plasma en que los 10 mil ingresantes de este año junto a los 35 mil que ya se encuentran cursando hace años.

Significa que los programas de vinculación con la comunidad sigan existiendo, como esta revista y a la vez que se siga investigando, haciéndose preguntas sobre el trabajo, sobre Malvinas, sobre la Democracia. Por nombrar algunas. Cumplir con su misión de buscar resolver los problemas a nivel local, regional y nacional, o generar nuevas preguntas que nos sirvan para pensar nuevos mundos.

Cuando hablamos del Derecho a la Educación Superior hablamos que está en juego la cuestión nacional, lo común a todos y a todas, lo que nos une. El ingenio de un cartelito en una marcha, la solución para una enfermedad rara, para inundaciones en un barrio.

Todo eso es el Derecho a la Educación.

Encuesta que reflejan a más de 82 por ciento de la ciudadana a favor de la Universidad Pública dejan a las claras que el Gobierno de Javier Milei quiere destruir símbolos de solidaridad, de universalidad para someter a un pueblo disgregado Pero, el aire sigue enrarecido, son épocas difíciles de entender. La sociedad está rara, mutando.

Hay Derechos que ya no parecen Derechos de todos; miles de ciudadanos, vecinos, amigos no comen todos los días. Algo nos pasó que ante esa tragedia no se movilizan millones en las calles. Reacciones similares suceden con la falta de techo o de trabajo.

Contradicciones, rarezas. Inclusive con lxs jubilados o la salud hay cierta resignación, el aire

está enrarecido. Hay un Derecho que sigue con fuerza. Ese Derecho que nos da la Educación. Capaz ayuden a entender porque cedemos con los otros. Naturalizamos su pérdida.

Es hora de escribirnos, a nuestra manera y como salga, no de leer lo que escriben otros. Algo que sólo se logrará con las puertas de las universidades nacionales y públicas abiertas de par en par.



Fuentes:

Consejo Interuniversitario Nacional https://www.cin.edu.ar/



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