por Iván Mantero
Cuando uno llega a un lugar y todo fluye suele dejarse llevar por esa magia. Eso sucedió el sábado 1 de octubre en plaza Kevin, donde niñas, niños y familias participaron de un festejo que fluyó mágicamente.
Las niñas y niños transitaron los distintos espacios de juego en libertad, autogestionando su participación, sus turnos, compartiendo y divirtiéndose, mientras las familias los acompañaban, o hacían pic-nic sobre una manta tomando mate. Una fiesta familiar.
Pero aquí quiero contarles algo del proceso de preparación de este festejo, hacer visibles algunos de esos hilos que el fluir vuelve invisibles.
A finales de 2021 las organizaciones e instituciones que conforman la Red Villa Hudson acordaron que, si en 2022 las condiciones sanitarias lo permitían, volveríamos a organizar el festejo del día de la niñez, un festejo que se realizaba todos los años y que durante los últimos dos años de pandemia dura no se pudo realizar. En mayo de este año empezaron los preparativos.
Los recursos materiales siempre son el primer desafío, porque no hay un financiamiento dedicado para organizar el festejo, es por ello que se organizaron diversas iniciativas que convocaron a vecinos y amigos del barrio Villa Hudson. Se recibieron donaciones, se organizó una colecta mediante “cafecito virtual” y un festival de primavera para juntar los fondos.
Las distintas organizaciones e instituciones aportaron juegos y propuestas de actividades que fueron configurando la grilla del evento. En la red se acordó que las propuestas debían ser espacios de juego de libre participación, que fomentaran la colaboración, y no la competencia, por eso no se organizaron torneos ni se remarcó el lugar de los ganadores. El resultado de esto se menciona al inicio: niñas y niños transitando los espacios de juego en libertad, autogestionando su participación, sus turnos, compartiendo y divirtiéndose.
Una mención especial merecen las y los estudiantes de la Escuela Secundaria n°16 que durante varios meses, acompañados por sus docentes, construyeron juegos con materiales reciclados y reutilizados para donarlos a la Red para el festejo.
Las pastafrolas y los bizcochuelos fueron elaborados por los distintos comedores y copas de leche que integran la Red. Para elaborar las pizzetas, una organización aportó el queso y la harina, otra el horno y el gas, y para amasar se juntaron compañeras de varias organizaciones.
De igual manera, los cientos de bolsitas se fueron armando en el CAPS, durante semanas, mediante la labor voluntaria de las/os integrantes de las organizaciones que cuando tenían un ratito se acercaban al lugar de confección para ir sumando a la producción.
Por todo esto creo que es importante comprender que ese festejo fue el resultado de meses de planificación, logística y trabajo colectivo, realizado de manera independiente con el objetivo de que nuestras niñas y niños disfruten de un día mágico.
Mis felicitaciones a las instituciones y organizaciones que componen la Red Villa Hudson y a las y los vecinos y amigos del barrio que participaron de este gran trabajo.
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